¿Cuáles son mis colores?
En la vida todos somos como el pintor. Tenemos la posibilidad de ser creativos como quien pinta un lienzo en blanco; y esos colores que usamos para nuestra obra de vida nos preexisten, son parte de la milenaria comunidad humana. Por ende, el acto de crearnos no es aislado, somos indivisibles de las redes emocionales que nos conectan con nuestros seres primordiales (y quizás mucho más allá también) y que, a la vez, aportan para definir nuestra identidad.
Pero al mismo tiempo somos libres. Cada quien tiene la capacidad para conocerse profundamente y crear su camino. Todos somos la creación misma. Esta es parte de la paradoja humana de la que todos somos parte: somos profundamente interdependientes, pero, a la vez, la experiencia de nuestra existencia también es íntimamente individual. Libertad con los demás.
Todos tenemos la oportunidad de tomar el pincel con ese bello acto de libertad y dar los trazos que adquieren vida en nuestro cuerpo y alma. Esos trazos representan quiénes somos, representan nuestras pasiones y talentos. ¿Pero, conozco cuáles son los colores de mi paleta?
Cuando me atrevo, y decido ser mi propio autor, sucede la magia. Eso es lo que le dará más sentido a la vida. Muchos van a aportar a mi obra y a disfrutarla, pero el estilo y el producto será propio. Nuestra mente es la que crea nuestra realidad, y por lo tanto, puede cambiarla intencionalmente.
Para esto es necesario conocerse y entenderse; y para ello es necesario observarse, que implica además el exponerse, mostrar nuestras verdades, deseos y sueños. Esa capacidad maravillosa y arte milenario de observar-se es lo que verdaderamente nos hace ser humanos, lo que nos diferencia de todos los otros seres vivos del planeta. Quizás no siempre sea placentero, quizás a veces no nos gusta eso que observamos. Ese es el principal reto para que nuestra obra pueda ser maravillosa y nos sintamos plenos al momento de crearla: lograr desapegarnos de aquello que nos causa conflicto.
El apego puede ser sumamente poderoso. Pero si nos damos cuenta, el único verdadero problema es no soltar. Debemos aprender a dejar ir, saber fluir, aceptar. Ese es el punto de partida para poder realizar todo nuestro potencial y manifestar la hermosa obra única en el mundo que cada quien es.
Dicen que hay personas que pueden ver el aura de la gente, y que ésta se ve como una luz de colores que emana de cada uno de nosotros. Verdad o ficción, es una hermosa metáfora para pensar que, como el pintor, creamos con la luz, y hasta la sombra puede ser, en ocasiones, un maravilloso elemento para crear algo increíblemente bello.
*Publicado originalmente en Newsletter 3:33 Debi Nova - Hija de Tigre